jueves, febrero 24

El autobus Germania


Entre tantos dilemas como lo son el quedarse entre las cobijas o salir al frío sabanero con un valor agregado llamado Smog de las 7:00 AM, ésa mañana tienes uno nuevo... hacer ése mandado que debes hacer o quedarte en la casa cuidando de tus síntomas gripales... por desgracia eres ñoño de nacimiento y harás tu mandado.

Sales a la calle a esperar la ruta Germania, la única que a ésa (y a toda) hora sirve y pasa cerca a la casa (Ley colombiana del mínimo esfuerzo), claro, el paradero queda justo a menos de 20 metros en donde hace menos de 30 minutos han baleado a una persona prácticamente delante de su hijo, y, aunque para ése entonces, no te has dado de enterado sino hasta unas tres horas más tarde cuando la eficiente fuerza policial e investigativa acordone el área.. claro, primero habrán llegado los medios.. ésos si que son eficientes.. hasta pa'l chisme.

En vista que el carajo bus no pasa, te movilizas hasta el paradero anterior en donde te apremias un buen sitio de pie, es decir, aún no te toca la puerta, pagas tus $1400 (los mismos que dijo JuanMa en campaña refiriéndose al costo del Transmilenio), te ubicas y notas con impaciencia como la pinche sombrilla hace un estorbo ni el berraco... la mitad del viaje se te irá tratando de ubicarla de una forma en la que no le pegue a nadie por la cabeza en caso de una suave frenada busetera.

Como persona impaciente miras la hora a cada rato, te das cuenta que vas con tiempo, que te puedes relajar así una mezcla entre debilidad gripal, cansancio mañanero derivado de la madrugada y llenura del bus te lleven al extremo de mirar cabeza por cabeza, silla por silla quien va sentado haber si de paso se retira y que uno se pueda sentar.

Estando en esas, eres tan de malas que te encuentras con el mundo real y de la nada aparece el terror de todo capitalino: un berraco trancón. He aquí donde inicia lo interesante, cómico y desparchado de tu asunto.

El bus va lleno, no podríamos decir que hasta las tetas porque nunca se las viste a un bus.. a una mujer si, pero a un bus... ni buscándole forma a la bomba de agua se obtiene una.. pero continuemos con tu historia.. de tetas hablaremos en otra oportunidad. A tu derecha ves a una simpática niña que estudia Enfermería en una Universidad J, lo curioso es que ella no ha visto o se ha hecho la tonta y no ha notado que a tu izquierda, unos tres asientos más atrás, va una niña con un uniforme similar, al igual que ella es de Enfermería de la Universidad J y se hace la boba o va muy concentrada en su BlackBerry. Dos a cuatro puestos más atrás está una pelada que se subió en el mismo paradero, quien entre otras curiosidades metálicas que porta su cara, tiene un aspecto de muñeco de vudú... recortado, rasgado y chuzado por todo lado.

Lo que verás a continuación es la transformación de una mujer simpática a una mujer bonita; en la última banca (la de los músicos) ves a una mujer pelinegra, mirada penetrante y una piel mestiza con sensación de suavidad que se siente a la distancia y que solo aquel que la ha tratado y conocido, ya sea su amigo, confidente, amigo con derechos o novio (levante, machuque, polvo) la ha vivido en carne propia; ...lo que hace ella es maquillarse en el bus.

¿Pero qué es maquillarse en el bus? - te has preguntado, y entonces la imaginación y tantos años de colegio, biblioteca. universidad y Wikipedia te ayudan a defecar mentalmente y un bombillo de 50W se ha prendido; Maquillarse en un bus es hacer con los trazos de Picasso un Boticceli. Entonces te has acordado de la oruga del Odontológico que se convirtió en mariposa aquella vez del Transmilenio en menos de 10 minutos.. y mirarás alrededor quien está haciendo lo mismo.. que decepción, solo aparece una imitadora que se arregla las pestañas con lata de vaselina y se aplica color en las cejas como símbolo del descontento consigo misma.

Y el trancón y la ruta sigue, y mientras te desesperas ella se maquilla. Entonces, ha pasado tanto tiempo dentro del mismo trancón, que una señora llama a decir que, a pesar de ir a menos de 5 cuadras de su destino, llegará tarde a su cita; la niña de Enfermería de la Universidad J ha tomado asiento, su amiga de tres puestos atrás la alcanza a ver y decide llamarla y en menos de 2 metros hacen una consulta de sus vidas, adelantan chisme y actualizan bitácora; la niña de las perforaciones se ha encontrado con una amiga similar a ella, tanto en sus cabellos cortos como en sus profundas conversaciones; una señora, en vista de tu desespero y tu patético comportamiento tratándo de hacerle un lugar a la sombrilla, se ha ofrecido a llevarla por un rato.

A lo largo de éste lapso de tiempo, el bus ha tenido un significativo avance, diez cuadras... mientras tanto, la personaje en cuestión ha tenido tiempo para arreglarse las pestañas, aplicarse pestañina, labial, se ha espolvoreado el rostro.. en fin, se ha dejado como en la calle se dice: ¡Uyy Mammeeetaa!

Como paso final, ella después de hacer su tratamiento de belleza, inicia un rito de tendencia budista al cual conocemos como: siesta busetera. Mientras ves como el sol le hace una iluminación perfecta entre los segmentos del rostro y del cuello con una iluminación que Hollywood nunca podrá hacer, te detienes a pensar que nos motiva a realizar ése acto tan autóctono en el cual podemos ser víctimas desde una broma de Tv (trilladísimas) hasta una quitada de calzones sin bajada de pantalones. ¿Será que en ése momento ella ignorará que a las 8 de la noche por plena calle 100 entre Suba y Autopista atracan un bus? o que a las 5 de la tarde le roban un BlackBerry y su billetera a un joven en Transmilenio, que en una estación de Transmilenio a las 11 de la mañana le roban a una señorita su chaqueta y ¿nada pasa? ...pero eso sí, en hora pico no rebaja la (autista) autoridad pedir papeles y hacer estorbo... te preguntas si éso que piensas, ella lo pensará mientras dormita suavemente en la silla de los músicos.

Finalmente el trancón césa y todos nos aliviamos, ella despierta al sentir como se imprime la aceleración del bus a jalonazos. Posteriormente, se baja unas cuadras más adelante mientras encuentras una silla libre en la que sentar tu debilidad gripal y repites al igual que ella el rito budista de la siesta busetera, te conectas con el cosmos sin dejar de lado que tienes que bajarte más adelante, antes que la otra mitad del recorrido se alargue más y el cosmos te envíe un mensaje que dice - "Señor, éste es el último paradero del bus" - o - "Disculpe, no soy su almohada"-.

Te despiertas y te bajas media cuadra antes para revisar que tu cuerpo aún funciona, has viajado 100 cuadras en alrededor de 90 minutos para hacer una diligencia de 5 minutos, tomarte un jugo de naranja y llamar a tu novia, algo que realmente resulta vergonzoso e inaceptable.

Entonces, es cuando te preguntas, si así és la movilidad sin romper la ciudad, ¿cómo será cuando la rompan?

1 comentario:

  1. que es lo vergonzoso, llamar a la novia despues de mirar la maquillada del bus?

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