martes, agosto 2

Bicentenarios vacíos

Imagen de Quinoterapia

A decir verdad, éste es un artículo atrasado desde el día 20 de julio, cuando se posesionaba el congreso y habría nueva legislatura. Sin embargo, el eco, el show mediático y las ganas de fantochear de un grupo de ciudadanos con mente del siglo XV, han podido revalidar el plazo de escribir nuevamente sobre el tema.

El simplemente hablar del aborto es tocar un montón de suceptibilidades, posiciones, intimidades y sentimientos, sin embargo, se hace necesario verlo desde el máximo sentido humano, ya que la rancia clase política que cada cuatro u ocho años se reencaucha, lo toca sin el menor consentimiento de quien debe definir la postura de las leyes a un tema tan delicado.

Aunque para muchos, inclusive yo, el aborto es algo traumático que no se puede tomar a la ligera, y se los cuento porque en el colegio nos dieron cátedra católica del aborto con videos de ecografías simultáneas durante éste, traducción: terapia de choque (punto para los feligreses).

Sin embargo, el hecho que quienes hablen del tema, sean hombres y no mujeres, dice mucho de la poca participación de la mujer en decisiones de su propia integridad e intimidad. Lo más grave no es que sean hombres, sino seres malformados cuyo interés es intervenir en la vida íntima del prójimo mediante inyección de estiércol al cerebro empleando para ello la fé de las masas, traducción: las iglesias.

Y aunque más de un@ en éste preciso instante, o se quede pensando, o me felicite o me nombre a mi mamá con la profesión de la suya; éste post es una ligera demostración de lo poco que sabemos acerca de qué traman la maloliente clase de siempre, si no, miren el periódico.

Personalmente me extraña que los grupos feministas y personajes de la talla de Florence Thomas aún no se hayan pronunciado acerca del tufillo de retroceso con el que llegó la famosa "Unidad Nacional", cuyo único punto de vista es, ver a la mujer como un saco de hacer hijos, sin importar en qué condición y bajo qué riesgos.

Es claro, que el aborto no puede ser un deporte de adolescentes irresponsables, ya que un efecto secundario de éste, son daños al útero y posible esterilidad. Queda visto, que en el aparente estado laico en el que vivimos, aún las sotanas quieren imponer las leyes a su acomodo sin importar cómo pisotean la dignidad de la mujer.

Si bien la iglesia predica un amor que nunca aplica, e insiste en respetar la vida (olvidaos que acá se recaudaban fondos para la campaña franquista en españa y se protegían nazis y facistas) y cita los hijos como fruto del amor, penalice el aborto en caso de violación (acceso carnal violento que llaman), imponiendo de ésta forma un karma sobre ella al llevar una vida no deseada. Al parecer a la iglesia le gusta que hayan más niños... digo, para que sean monaguillos.

Mientras tanto sigan pegando papeles con vírgenes y sus letreros retrógrados contribuyendo a la contaminación global, éso es progreso. Sin más pendejadas, no olviden alimentar los peces. LA22.

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